lunes, 30 de julio de 2012

Confidente de amor capitulo 8

Acababa de despertar se encontraba completamente molido pero con una gran sonrisa en el rostro pensando que había sido todo aquello que vivió, esa noche betty se porto como nunca una diosa, fue de ella de una manera que jamás en la vida se imagino que sería de alguien, miro a su costado no había logrado lo que se había propuesto más ella lo dejo completamente satisfecho en fin miro el reloj la loca de Marcela seguro lo tenía empapelado de mensajes. Como la detestaba no niega que en algún momento sintió amor por ella pero ahora solamente la encontraba hartisima.

Con pereza miro su celular efectivamente esa mujer necesitaba algo en que pasar el tiempo libre y con urgencia el no podía ser el único motor de su  vida y sonrió con arrogancia ante sus pensamientos. Se puso los pantalones se arreglo bien y salio del hotel, con una sonrisa de haberlo pasado bien rico.

En casa no era muy diferente a lo que le paso, tenía numerosas llamadas de Santiago las cuales no respondió ninguna por que no estaba en su fase de loba por lo tanto no sabia que decirle no le caía para nada bien ese sujeto, no entendía como su otro yo le podía caer bien. Y ella no entendía como podía estar tan loca, si era para internarla que miedo pensaba cada vez que se acordaba de las cosas que hacia en las noches. Su madre le había preparado su desayuno preferido conversaron en la mesa mientras desayunaban y al trabajo nuevamente.

En el lobby escucho la típica pelea de Don Armando y su novia , sin prestarle atención fue a su oficina cada vez eran mas consecutiva pero eso no era asunto de ella. Entro a su oficina y empezar a trabajar como todos los días. Su jefe llego dando un portazo y los gritos de Marcela escuchándose en la puerta le había puesto seguro lo más probable para que esa mujer que estaba mas loca que ella gritara de esa forma.

- Betty, Betty

- si doctor

- tiene algo para el dolor de cabeza, debería prohibir los gritos en la empresa.

- si doctor enseguida le traigo una.

- y buenos días Betty como amaneció

- muy bien y usted

- como angelito, como angelito

- voy por su pastilla doctor

- claro vaya mi amazona.

Ella con las mejillas sonrojadas fue a traerle dicho elemento a su jefe, cuando llego a él  se lo paso y la atrajo a hacia el con una mano sentándola en sus faldas,  besandola apasionadamente sin darle tiempo a nada y ella no supo en que momento le estaba respondiendo aquel beso que se colaba en su interior.

- doctor alguien puede entrar le decía con las mejillas coloradas y con la respiración agitada

- tranquila que por eso puse seguro en toda la oficina, me dejo solito anoche

- a disculpe pero usted sabe que tengo que llegar a mi casa y se veía tan lindo durmiendo que me dio pena despertarlo.

- esta bien mi Betty.

En ese momento se volvió un vendaval de pasiones, el se levanto dejándola sorprendida pero cuando se dio cuenta el doctore tenia los pantalones abajo.

- siéntese aquí Betty

- ahi le dijo inocente

- póngase cómoda le dijo jadeante.

Ella obedeció y pronto comenzaron los jadeos y danzas frenéticas en esa oficina empañando los vidrios,  el se movia moviéndose el cuerpo sincronizándose en la perfección, el le tocaba sus senos para incentivarla a Betty se le oscurecieron los ojos, el no podía verla estaba de espaldas a él, se afirmaban en los mulos de el para cabalgar y poder seguir el ritmo de él.


- eres la mejor le decía Armando jadeante  


A esas alturas no escuchaban nada absolutamente nada se encontraba sumida en el placer que le proporcionaban, y el que ella se daba sintiendo todos agudizando sus oídos pronto su cuerpo se arqueo  hacia Armando. Una corriente eléctrica le atravesó de manera que tuvo que reprimir un grito enorme de placer. Mordiéndose uno de sus labios, el le siguió segundos después besandole la espalda de ella.
Ella Se levantó de  donde estaba acomodándose el vestido y subiéndose la bragas, camino un poco para separarse de ese hombre que estaba como se lo había recetado el doctor.


- Betty yo la iré a dejar a su casa la necesito esta noche 

Ella desapareció a sus oficina Armando aun tenía los pantalones abajo disfrutando el después de haberlo pasado tan rico, con mucha pereza se comienza a poner en condiciones con una sonrisa picara, abrió las puertas cerradas.

Armando no pudo ir a dejar a Betty le salió un compromiso con Calderon, ella se fue en la buseta, para su casa después de la cena, hizo su escapada de siempre iría, al bar tenia ganas de tomarse unos tragos. Pero algo muy dentro de ella le decía que no fuera. Pero como su otro espíritu es rebelde, no le hizo caso alguno.

-Hermano esa no es su asistente parece que lo viene a visitar

- Betty

Pero ella no los escucho y siguió su camino en el ascensor apretando el botón que correspondía a su departamento causando la curiosidad de Mario y Armando que la siguieron pero solo llegaron a la entrada la perdieron de vista pero se acordaron de que ahí quedaba el departamento de la loba.

Continuara....

La descubrirán o no





















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